No siento nada y a la vez siento todo. Dicen que nací con este don por qué desde mi creación mi corazón era de este modo.
Siempre dicen lo incapacitada que estoy para sentir alguna emoción, pero la verdad es que yo no nací de este modo porque yo puedo amar y expresarme con todo lo que tengo para dar, con mucha emoción.
A veces dudo de aquello porque siempre hablan de mi frialdad, de lo mala que soy y de las tempestades que atraigo a la ciudad. Mis amigos dicen que no le pare a eso, que eso no es verdad; pues nadie más que yo está consiente de todo lo que hago para ayudar con este don que se me permitió desarrollar.
Al contrario de lo que dicen ellos, tengo muchas razones para creer. Unas de ellas es que hasta mi familia me resalta mis defectos que están más que claros que todos pueden ver. Aquello me descorazona toda y por eso a veces luzco triste o tosca pues si la familia es la que más te conoce entonces todo lo que dicen ellos y la gente es con peso y razón de sobra.
Luego de un altercado en el que me vi comprometida, hui de aquel lugar. Llore por semanas pues extrañaba todo lo que dejé atrás. Al año conocí lo que dicen es una familia de verdad; ellos me enseñaron todo lo que soy, lo que puedo ser y lo que puedo demostrar.
Aprendí a aceptar que todas esas habladurías no era más que la maldad de la gente disfrazada, que aquello que decían de mi eran palabras necias llenas de envidia y que mi poder trae dicha, alegría y esperanzas de una buena vida. Aprendí lo que es el amor, el cariño y la felicidad. Aquellos días oscuros quedando totalmente atrás.
La familia también te puede destruir y en ti está creerles y marchitarte o callarlos y florecer.
En ti está saber en cuales palabras creer. En cual amor es el correcto. En cual camino es el verdadero. Todo aquello está en tu poder.
No te preocupes, existen ángeles que te pueden ayudar. Solo permíteles sostener tu mano pero, ojo, la tienes que aprender a saberla soltar.
No permitas que te engañen, existe mucha maldad. Pero tu corazón y la enseñanza total, de aquello te pueden salvar.
Escucha el crepitar del fuego, el susurro del viento, las caricias de la nieve y el crujir de todo lo verde. Escucha como te alientan y no te desamparan. Siente como te acaricien y de todo de aguardan. Permítete en momento para ti con tu don en todo esplendor. Siente lo que la vida te está dispuesta a dar y disfruta aquel camino que se te presente caminar.
Eso es todo lo que tengo por decir, lo demás te toca averiguar. Se despide con mucho cariño, aquella que conocieron como el Hada de la Frialdad.
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